lunes, 13 de enero de 2014

Si pretendo

Si intento que esto empiece
con una gran frase,
un arma poética
de destrucción masiva,
es probable que solo destruya
unas frases sencillas
que aparentemente lleven,
dentro de ellas,
a mí y a mi nombre.

Si pretendo que esto continúe
con una estrofa grandiosa
podría ser grande,
ciertamente,
pero solo la estrofa;
yo sería otro ser incomunicado
gritando grandilocuencias al viento,
que podría disfrutarlas o odiarlas;
pero eso no me dice nada,
el aire no proyecta sombras,
solo las emborrona
(y, de no haber aire, serían
sombras en el vacío
y sombras puras,
y sombras solas).

Si me fuerzo a que esto acabe
con un broche de oro,
quizás solo acabe magnífico
pero más solo,
así que me limitaré a enunciar
lo que de verdad quiero anunciar
por pequeño que sea.
Así estaré como todos, solo,
pero no incomunicado.

miércoles, 8 de enero de 2014

Va ciego de vacío.

La cosa es simple: no sé sobre qué coño escribir. Ni qué escribir. Así que no me queda más remedio que escribir sobre eso. Como otros tantos cientos de escritores que se vieron abrumados por la infinidad de cosas que ofrece este mundo. Hay mucho donde elegir: uno puede escribir sobre historia, sobre decadencia, sobre ambas cosas juntas (tan ligadas están que resulta más cómodo) sobre política, sobre amor y sexo, sobre sofás: sofás mullidos y cómodos que te rompen la espalda, sofás duros y rectos diseñados para una buena postura, sofás paradójicos, sofás para el amor y el sexo, sofás para los políticos; sobre drogas, sobre cosas sin apariencia de drogas que resultan ser más adictivas, letales y placenteras que cualquier droga conocida, sobre el vacío  (que es lo que no me ha quedado más remedio que elegir, en una de sus múltiples formas), etc, etcétera, et cetera. Sin embargo, a veces, ante nuestros ojos, toda esa variedad se junta en un galimatías furibundo, huracanado y polvoriento que nos ciega y nos deja sin opciones, sin esperanza artística, que nos tira al suelo de la apatía; y cada uno se tiene que buscar la forma de sobrevivir a esa tormenta conceptual. Yo me remito al anterior paréntesis: he elegido adentrarme metalingüísticamente en el vacío literario con la esperanza de hallar algo que me permita salir de él. No soy el primero ni el último, pero nadie es mejor por ser el primero ni peor por ser el último. Ni lo contrario, mucho menos. Aquí todos estamos igual, sin saber qué coño decir de todo este caos en el que se ha convertido la existencia moderna, la supervivencia en la jungla de cristal. Claro que tiro de tópicos, ¿por qué coño no iba a tirar de tópicos? Este es mi texto, no pretendo escribir un manifiesto vanguardista que nos saque de esta zanja a todos los que nos hemos perdido en las enredaderas del siglo XXI. Qué coño, ningún manifiesto va a sacar a nadie de ningún lado. No sé qué nos puede sacar de aquí. Por eso escribo esto, como he dicho antes, para sacarme a mí de este pozo de mierda, de historia, de decadencia, de política, de amor y sexo, de tópicos, de recursividad, en fin, de mierda fresca y abundante, de mierda seca y áspera, de mierda en todas sus formas, de mierda porque, mientras todo me ciegue seguirá siendo un montón de mierda por muy positivo y bonito que sea. Cuando se desenrede y se muestre claro ante mis ojos de qué tengo que hablar, dejaré de hablar de mierda. O no, no sé. ¿No os gusta cómo suena la palabra "mierda"? Mierda. Podría repetirla incansablemente. Eso tampoco me sacaría de aquí, pero es un consuelo. También podría escribir sobre eso, sobre lo jodidamente bien que suena decir MIERDA, y sobre lo jodidamente bien que suenan las palabrotas y lo bien que quedan en un puto texto. Pero no, no me apetece. Este caos temático es la leche: no te deja encontrar sobre qué escribir y, cuando te muestra algo, no te apetece. Me está tocando los huevos. Mejor dejo de teclear y me vuelvo a la vida, no veo cómo esto me va a sacar de aquí. Hasta luego, galimatías del vacío.

sábado, 4 de enero de 2014

Desde la ignorancia

no quiero saber
no sé
no quiero saber nada

no sé qué
no sé nada
y qué no sé

en mi cabeza
no se puede
saber
qué sé

si supiera
que sé
qué sé
no sé qué sabría
de qué sé